lunes, 20 de abril de 2020

NUBLOS

Poema "otro día nublado" por maira vanlanker | Poematrix
En un día nublado como hoy miraría por la ventana regalándole tiempo al Tiempo. En cambio hoy, quizás desmenuce esas galletitas infernales que a los gorriones les encantan y que deben estar haciéndolos defecar en arameo. Quizás lo haga, pero de momento sigo aquí acomodando las nalgas al hueco del sillón donde cabalgan mis lomos. Cada día me hago propósitos que no cumplo, mientras el estómago me aprieta y las ganas de chillar se acumulan en la garganta. Sé que tengo suerte, los míos aguantan, pero me enveneno al pensar en las perspectivas, porque la cabeza corre loca como Pecado a pie del precipicio sin importarle absolutamente nada. Temo despertarme aquí sentada, muda y estoica como una muleta vieja colgada en el trastero de un anticuario, sin finalidad alguna. Me levantaré porque la realidad no lo manda, pero yo sí. Los gorriones esperan hambrientos, mis carnes se solidifican como un pastel inglés y hay que batirlas para no dejar de existir al ritmo de cavilaciones y sobresaltos. Estamos porque andamos paso a paso. No digo que sea fácil. No lo es. Solo digo que hay que hacerlo. Un pie, otro pie. Levanta, gandula, y ordena tu puta vida!!!!

Si hasta el cielo truena

Yo (médico), sin tí (enfermero/a), no soy nada
Siempre dije que en caso de desastre nuclear, prefería caer de los primeros. El encierro me angustia. La incertidumbre mucho más.
En casos de zombis, prefería un buen bocado en el episodio One. Y en casos de vampiros( el mejor de todos) una buena ración de picotazo a la yugular y Reina de la noche.
Ahora que vemos todos, oímos todo, pero no nos enteramos de nada, la semana ha cambiado, el clima ha cambiado y ya no sabemos ni qué hacer más que pelearnos unos contra otros.
Los lunes son amalgama de jueves, los domingos parecen martes por la mañana y los miércoles y los viernes, se han deshecho en la ninguneidad de un sábado trabajando.
Buscamos culpables con el mismo ahínco que antes queríamos la fama, el dinero o la popularidad. Queremos sangre de siglas, no bienestar para todos.
Mientras los de primera línea siguen en precario, peleándose a dos manos contra la impotencia, los contratos basura y poquísimos medios.
Si no fuera por ellos, caeríamos todos. Pero no queremos más que alzar las palmas al cielo sin ver que las mareas blancas tenían más razón que un santo.
Se nos debería llenar la boca de salud, educación y bienestar de todos y para todos. Pero ahora solo tememos a la muerte.
Dije que no me encerraría en un zulo, ni dejaría de decir lo que pienso.
No podemos ser tan idiotas para rezar solo cuando truena, porque no podemos olvidar quién nos está sacando de esta mierda y por qué poco beneficio para ellos. Nunca me cansaré de decir que hay que dotar la Sanidad Pública y no porque pueda tronar sino porque la merecemos , todos y cada uno de nosotros. Y ellos, los que ahora pelean, merecen nóminas europeas y contratos en condiciones y materiales y la seguridad de poder seguir trabajando. La precariedad debería ser sólo para la angustia y la impotencia que conlleva la enfermedad. Hagamos entre todos precaria a la enfermedad y fuerte a nuestra sanidad pública. Si sabemos lo que nos conviene.

NOTAS A MI OTRO YO

Tienes un armario desordenado? Esto es para ti : Mrs. Cleanor
Sé que andas ordenando armarios de tu hijo. Lo sé porque ya hice lo propio en cuanto me enfrenté a la certeza de que el mío no vuelve. No de igual modo que se fue. No de igual modo que yo lo recuerdo.
Los recuerdos son unos merdellones que se ajustan a los quicios de las puertas, los pomos de los armarios de cocina y el vaho del espejo de después de una ducha. Los recuerdos son fuego fatuo para los que nos duele el amor de tanto echarlo en falta.
No te enfades, mi otro yo, pero te diré lo que encontrarás en el cuarto de tu hijo o mejor te diré lo que NO encontrarás...a él. Los extrañamos a capa y espada, a herida sangrante, a campos de trigo con soledades y mustios callados, en cada hoja que leemos, en cada folio que manuscribimos en esta jodida vida en que escribir se teclea en un espacio donde ya no hay folios sino correos electrónicos. El virus no nos ha cambiado un ápice porque somos lo que siempre fuimos...piedra vieja. A ellos tampoco, ni sus ojos cuando nos miraban, ni ese escueto" te quiero" que ahora con mucha suerte balbucean al teléfono cuando tenemos la suerte de saber de ellos.
No encontrarás más que nostalgia acumulada y epiteliales desvalidas, montañas de recuerdos que se te harán llagas en las manos con certezas de que la Soledad cabalga aunque tú no quieras.
También trazas de felicidad futura y quizás la esperanza de una vida más plena con él o ellos estabilizados, pletóricos de futuro. Porque eso somos también, en mi caso por lo menos, piedra ostionera con aromas fenicios y hebreos, pero hinchada de mareas que trajeron vientos nuevos.
Quiero preñarme de ilusión por lo venidero. Quiero asentar mis pies en dónde vengo, en a quien guié, para pisar con fuerza mirando al cielo. Qué me deslumbren los rayos celestiales, que me agiten las mareas. En los armarios hay vida pasada que repasar y encajonar, para llenarlos ahora solo de sueños nuevos.

COMO UN PERRO

Bagheera, una perra con un extraño color de ojos, no encuentra una ...
A la mayoría de los que conoces no les mostrarías cuello, ni les dejarías las llaves de tu casa, ni los acostarías con tus hijos. Lo mejor, que esa gran masa de gente que conoces solo son eso para ti...gente. Pero luego están los perros a los que enseñas dientes y te lamen, soportan tu mal humor y jamás ni por instinto ven otra cosa en ti que alguien a quien aman más que a su propia vida. No sé quién dijo que somos lobos para nosotros mismos, pero no. Somos arpías. Los perros en cambio, montan guardia en nuestra casa a la intemperie, protegen nuestro hogar y a nuestros hijos aun a costa de su vida y nos esperan incondicionalmente aunque para nosotros no sean más que una especie inferior de la que aprovecharnos. Hay humanos que son arpías comedores de huesos frescos y otros que tienen alma de perro. Todos van embutidos en trajes de persona siendo tías, vecinas, hermanos y cuñados o abuelos, padres, madrastras y educadores. La Orellana dice que su instinto les hace diferenciarlos, pero a mí me cuesta, como me cuesta conciliar el sueño o no atragantarme con los idiotas. Hay muy poca gente que tenga el corazón por bandera, que sepa darse sin pedir a cambio más que le quieran y a veces ni eso. Hay noches en que el sueño se despeña por la almohada y eres incapaz de recogerlo. El tiempo se te agota porque los que fueron perros de alma en tu vida están perdidos en las musarañas sin que sepas cómo recuperarlos. A la mayoría que conozco no les mostraría cuello, ni les dejaría las llaves de mi casa, ni los acostaría con mis hijos. Supongo que tampoco mucha gente a mí, pero no me importa porque entiendo que las puertas se cerraron, a las ventanas le pusimos embozos y el tiempo nos pasó factura de tanto darnos plazo. Solo mis perros de carne y hueso me consuelan la perdida del que se fue de alma. Solo sus ojos de pecera me dan la clave de la felicidad que nunca entenderemos los humanos porque no está en el dinero, ni la fama, ni la cultura. Lo mismo de tanto querer volar me salieron alas y por protegerme, garras. Lo mismo es lo que soy, encerrada en mí misma, acobardado y rabiosa sin humano que me guarde, ni venga a mi casa a reposar su cabellera en el lóbulo de mi almohada.

DE PICADAS

El cuento del Pescador y el arte de complicarnos la vida - Gestión ...
Lo supo en cuanto le picó como si tuviera un presentimiento. El mar estaba plano como un plato, las rocas engarzadas de cielo y ese sol que adobaba el ambiente con sudores recientes y salazones cercanas.
No movió las cangrejeras porque se quedó congelado viendo como el naylón de pescar se combada con vida propia.
- Papáaaaa, vas a pescar???- le preguntó su hija más chica, parándose en una pose prefabricada ante una musiquilla de su móvil.
No sabía ni el tiempo que hacía que no pescaba. Por lo menos cinco años antes de lo de Manuela. Sí, por lo menos cinco, se dijo rascándose la mollera, atónito porque algo hubiera picado el anzuelo.
-Pero si tu no eres pescador ni ná- le decía su mujer para desalentarlo y que no fuera. Pero él iba porque estaba enamorado de ese rincón que solo era visible cuando había bajamar y las rocas se desnudaban de vergüenza.
Supo que le habían picado porque uno que pasó le dijo...
- quillo con la tostá, que se te va a ir la pesca!!!!!!
Pero a grito pelao, que en La Caleta no se dispensa etiqueta.
Recogió despacito a ver si había suerte y el sedal se soltaba de la roca en la que debía estar enganchado. Sin embargo a más que recogía , más se combaba por el peso. No se sorprendió nada cuando al final del sedal encontró una botella amarrada. En el fondo de ella una nota muy mojada que decía...
"Sabía que en cuanto me distrajera, volverías a las andadas"
Y entonces recordó la bronca que tuvieron cuando se dio cuenta que no pescaba nada, sino que lo compraba todo en una pescadería cerquita de la Caleta.
- Tu tienes algo por ahí- le dijo enmorecía por el llanto.
Le costó explicarle que era por estar tranquilo y no escuchar a nadie. Supo que no lo había entendido, igual que supo que la nota en esa letra picada y amontillada era de ella. Igual que supo que el cáncer se la comía, aunque siempre le reñía como si no pasara nada.
"No te voy a dejar tranquilo en toda tu vida, Manolito. Que aunque me muera, voy a estar contigo vigilándote"...fueron las últimas parrafadas que dijo.
No fue valiente para confesarle que la quería más que a nada y que solo sus niños y sus quejas eran el motor de su vida. Ni siquiera se lo contó al sol , ni a las rocas, ni al viento.
Tanto se dolió sin ella que nunca pensó en irse de nuevo a pescar, hasta aquel día en que lo vio su hija, con caña y cangrejeras, pero como siempre sin carnada

domingo, 15 de marzo de 2020

LAS COMAS


Resultado de imagen de esperanza
Se me escapaban, las comas, como desfiladero de pausas por mi boca. 
Una, tras otra, emperifolladas y festivas, iban desplazándose contentas, alegres y furtivas. 
No podía contener, mi verborrea habitual al igual que mi alopecia, tantas veces, reflejada en las lunas de los espejos. Muchos me lo dijeron, pero no quise escuchar. Escuchar, mata. Escuchar, entretiene y no haces, lo que tú quieres.                                                                              
Fue leyendo, cuando me di cuenta… “tengo un problema con las comas”, me dije, porque me atraganté en el acto de poder contarlas.
 “No harán campo yermo en mis textos”, me reafirmé con la voz de un soldado victorioso en mil batallas. 
Pero perdí, porque yo mismo estaba tan perdido como el control sobre las comas, escurridizas y diabólicas. 
Luego un día- con la vida a cuestas y las canas batiéndose el alma con las horas del reloj- llegué a la conclusión de que la espera no era sino abreviatura de esperanza. 
Emprendí la costosa batalla de enfrentarme con lo escrito. 
Así aprendí que las comas no son solo pausas envalentonadas, sino esperas de tiempo comprimido, certezas-quizás- de que llegará un día en que todos podremos poner punto final a un maravilloso escrito.

viernes, 13 de marzo de 2020

COMO EN CASA


Resultado de imagen de una mujer asomanda a la puerta
No sé cómo encontré la salida. 

Quizás poco a poco, como se gestan los 

hijos. 

Un día entreabrí la puerta y vi una luz que me cegó los ojos. 

Llorando me escondí bajo las mantas y eso 

que era pleno verano. 

Tardé tiempo en hacerme fuerte abrigada al 

amparo de una silla. 

Cuando la saqué no podía creérmelo, hasta 

que un caminante me devolvió a la realidad 

llevándome asustada a meterme de nuevo en mi casa. Tras largas cavilaciones saqué una mesa, una alfombra y un libro. Les ayudé con una botellita y un foulard para el frío. Los coloqué para que les diera el sol de febrero y el viento que se gesta en el vientre del este. Luego solo quedó el deshacerme de la pena, el desojarme la tristeza de las pestañas y hacerme dura para disfrutar de la vida, aunque él no estuviera.